Los precios de los diamantes tienden a aumentar con el tiempo, y la opinión general de los expertos indica que lo más probable es que esta trayectoria ascendente se acentúe todavía más en los próximos años. Si desea obtener más información sobre los aumentos previstos en los precios de los diamantes, haga clic aquí.
Si se fija en la escala de aumento del precio en distintos subsegmentos de diamantes (menos de 1 ct, entre 1 y 3 ct, más de 3 ct, más de 5 ct, y así sucesivamente), verá que la curva ascendente está directamente relacionada con el tamaño del diamante (quilates). Esta relación es totalmente lógica: resulta patente que, con el tiempo, los diamantes van a ser cada vez más escasos, pero esta tendencia afectará todavía más a los diamantes grandes. Estas gemas son cada vez más poco habituales y, por lo tanto, su precio crece de modo exponencial. Debido a estos precios excesivos, su venta queda reducida a un segmento muy exclusivo y limitado de compradores, lo cual implica que es necesario disponer de más tiempo para venderlos al precio deseado. Por este motivo, desde una perspectiva de reventa, BAUNAT recomienda invertir en categorías de diamantes de 1 a 5 quilates, ya que este tipo de diamantes de inversión ofrece una combinación óptima de ‘estabilidad, liquidez y rentabilidad’ (si desea consultar más información sobre la propuesta de BNT Diamonds, haga clic aquí). Otro hecho importante es que los diamantes son, en su conjunto, “resistentes a las crisis”. En la crisis financiera de 2008, mientras que todos los componentes tradicionales de las carteras de inversión (acciones, bonos, bienes inmuebles, contratos de futuros) padecieron caídas estrepitosas, los diamantes pulidos demostraron ser relativamente más resistentes a la crisis.
Evidentemente, los diamantes no son totalmente inmunes a la caída de los precios. Durante la recesión que se experimentó entre septiembre de 2008 (cuando la caída de Lehman Brothers provocó una de las mayores crisis financieras y bancarias de todos los tiempos) y octubre de 2009, los precios de los diamantes disminuyeron una media aproximada de un 16,5 %. El oro cayó más de un 21 %, el platino, un 59 %, el índice Standard & Poor's 500, un 52 %, y la bolsa de Shanghai, más de un 69 %. Todo se desplomó –y se recuperó– en plazos de tiempo diferentes. Nada permaneció inmune ante esta importante crisis, pero ningún otro producto de inversión sobrellevó mejor la situación que los diamantes pulidos. Esta notable resistencia a las crisis también se ha hecho patente en crisis anteriores (por ejemplo, a finales de los años noventa, en 1987 y otras). Solo a principios de los años ochenta del siglo pasado sufrió el precio de los diamantes un fuerte descenso, aunque esto se debió a una actitud distorsionada y especulativa a nivel mundial en cuanto a la financiación de los diamantes, y a la financiación por parte de los bancos de acciones hinchadas de modo artificial, en lugar de apostar por negocios sólidos y del sector comercial. Hoy en día, la industria financiera de los diamantes se ha modernizado significativamente y está mejor preparada para valorar las acciones y las cuentas por cobrar de las empresas de diamantes, con lo cual es muy poco probable que se repita esta situación.
En resumen: el índice de precios del diamante muestra una inclinación estructural al alza, con una resistencia inherente y sólida ante la crisis, que los convierte en una materia prima ideal para la inversión.