El proceso de corte del diamante se ha perfeccionado desde finales del siglo XVIII. Un hermoso diamante suelto tiene fuegos invisibles y un bonito brillo. ¿Pero qué pasos necesita un diamante en bruto para convertirse en una obra maestra? ¿Cómo progresan estas fases?
Las características más importantes del diamante son la claridad, el color, el peso en quilates y el corte. También se conocen como las 4 Cs, por sus siglas en inglés. Donde la claridad y el color son un proceso completamente natural, el peso del quilate depende del tamaño de la piedra en bruto y el corte es el único aspecto que implica la artesanía. Por lo tanto, esta artesanía es lo que hace toda la diferencia en el valor eventual del diamante suelto.
Un diamante impuro y amarillento bien cortado mostrará un brillo excepcional. Un diamante muy puro e incoloro con un mal corte valdrá mucho menos.
Este primer paso consiste en tallar una ranura en la piedra para dividirla en dos. El objetivo es adaptar el mineral a una forma adecuada para serrar, así como cortar en una etapa posterior. Esto también permite eliminar errores formados durante el proceso de creación, como inclusiones y manchas negras. La forma eventual del diamante ahora se va volviendo evidente.
Durante el proceso de desbastado, todas las piezas individuales de diamante en bruto que quedan después de la división se vuelven más redondas. Esto les dará una forma más accesible para facetar. Este proceso se hace mecánicamente.
La facetación requiere la mayoría de la artesanía y también es la fase más importante para la calidad del diamante suelto. Diferentes profesionales altamente especializados se responsabilizan de esta fase. Todas las facetas se aplican manualmente, aunque a veces se usan estadísticas automatizadas para extraer la mayor cantidad posible de diamantes de la piedra en bruto.
Estas estadísticas automáticas visualizan los diferentes pasos. Toman las inclusiones en cuenta, así como las dimensiones máximas posibles para minimizar la pérdida.
Este es el último paso en el corte de la piedra real, pero no de todo el proceso. El pulido tiene como objetivo conseguir resaltar al máximo el trabajo de facetas de los especialistas. Por lo tanto, cada faceta se pule individualmente para obtener el mejor brillo posible.
El último paso en el proceso de corte es la inspección. Los especialistas en diamantes comprueban los diamantes y se aseguran de que no terminen en el mercado si el corte no satisface las expectativas de calidad estándar. ¿Qué pasa si la piedra no se cortó correctamente? En este caso, vuelve a través del proceso de facetado y pulido hasta que se haya alcanzado la calidad correcta para que la piedra se considere adecuada para joyería o como diamante de inversión.
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