Asegúrese de que el importe que paga corresponda al valor que tiene el diamante. Para ello, le recomendamos invertir exclusivamente en diamantes naturales acompañados de certificados de los laboratorios más prestigiosos como GIA, IGI y HRD, ya que estas certificaciones garantizan la autenticidad y la calidad, salvaguardando su inversión. Estos centros de certificación le ofrecen la seguridad de unas calificaciones rigurosas. Las calificaciones de calidad se repiten una y otra vez, lo que garantiza la máxima precisión. Además, mantienen la objetividad y se aseguran de no sobrevalorar el valor de un diamante. A diferencia de otros laboratorios, GIA, IGI y HRD no sufren manipulaciones, lo que garantiza su confianza a los inversores.
Cuando considere invertir en diamantes certificados, es importante tener en cuenta los principales riesgos que podrían comprometer el valor y la calidad de su compra. Estos son los aspectos clave que hay que tener en cuenta:
1. Calidad del diamante sobrevalorada:
- Los certificados de diamantes elaborados por la propia entidad pueden representar de forma inexacta la verdadera calidad del diamante, ya que pueden estar elaborados por la propia empresa y no están supervisados por un laboratorio independiente y reconocido. De hecho, si una empresa tiene libertad para elegir qué mencionar en el certificado, fácilmente puede sobrevalorar un diamante.
- Los certificados de laboratorios menos reputados pueden no cumplir las estrictas normas de GIA, HRD o IGI.
- Sin un certificado apropiado, los diamantes no tienen ninguna garantía real de calidad.
2. Información poco transparente y ambigua:
- Los certificados que solo indican rangos de color o claridad podrían provocar la obtención de un diamante de calidad inferior dentro de ese rango, mientras se aplica el precio de la calidad superior. Lamentablemente, esta tendencia sigue existiendo, lo que hace que se pague más por una calidad inferior.
- Descripciones imprecisas que comprometen ciertos niveles de calidad sin especificar los detalles, ya que la falta de información detallada sobre la calidad del diamante puede generar incertidumbre.
- Los sistemas de clasificación más antiguos, como los términos "Wesselton" o "River", podrían carecer de claridad y precisión a la hora de definir las características del diamante.